Ya habíamos discutido pedagogías activas y alternativas en el blog, en particular la pedagogía de Reggio. Se basa en el principio de que los niños tienen una extraordinaria motivación y capacidad para aprender todas las cosas: al ofrecerles un espacio de exploración rico en recursos, lugares y medios, los niños exploran y descubren, aprenden y practican, ya sea según su personalidad o temperamento, deseo o estado de ánimo.
La filosofía Reggio reposa sobre 3 grandes principios:
- El derecho de los niños a ser escuchado, a expresarse, a participar y ser integrado sin distinción.
- Lo que realiza el niño con todo su potencial, su experiencia, creatividad y búsqueda de sentido
- Las posibilidades que posee el niño para expresarse
Para comunicar, los niños utilizan el lenguaje clásico, los gráficos, pero también utilizan sus cuerpos, sonidos, símbolos… Con esta perspectiva, el entorno considerado como el tercer profesor es un lenguaje por derecho propio, organizado de tal manera que pueden observar, pensar, intercambiar, construir. Y este ambiente debe ser rico, cálido, limpio, estético y acogedor. Reggio es una pedagogía de proyecto y una pedagogía escolar, pero como todas las pedagogías activas, los padres deben aplicar ciertos principios en casa.
¡Descubre algunas maneras de crear una atmósfera regia en casa!
1. Organizar el espacio
Al definir las áreas de juego de acuerdo con el espacio disponible, el tráfico y la luz, permitimos que el niño se organice mentalmente y libere su potencial.
Podemos así crear un espacio de construcción en el que encontraremos todo tipo de piezas sueltas (conchas, ramas, piedras y guijarros…) y otros elementos más clásicos, un espacio de biblioteca en un rincón luminoso y confortable, un espacio dedicado a experimentos de todo tipo en el que podamos ensuciarnos con facilidad, un mini taller, un rincón de imitación y, en otro lugar, los juegos más «tradicionales».
Es importante encontrar el lugar adecuado para la actividad adecuada. Una mesa de luz en un rincón pequeño no llamará la atención del niño, mientras que en un lugar de la sala más amplio el niño se sentirá más cómodo. ¡Se aconseja probar varias opciones hasta encontrar la adecuada.
2. No cargar el ambiente
A veces es muy difícil, te dejas abrumar por todos los juegos, incluso los que ya no te interesan, la biblioteca está tan llena que el niño ya no sabe qué leer, o se aburre… Y sin embargo el vacío es bueno, estimula el deseo, la creatividad y la organización del pensamiento.
Para evitar el desorden en nuestras estanterías, la rotación es la mejor herramienta. Dependiendo del interés del momento, seleccionaremos unos cuantos libros, unos cuantos juegos, unos pocos sueltos y dejaremos a un lado los otros, manteniendo una cierta diversidad a disposición. Los artículos en espera se pueden poner en cajas, bolsas o en otra habitación, durante una semana, dos semanas…. dependiendo de la cantidad de artículos.
3. Cuidar al decoración
Independientemente de lo que pienses, la estética es muy importante incluso para los niños. Por lo tanto, pensaremos en la elección de los colores para las paredes y los muebles, brillantes pero naturales. Para los materiales, recurrimos a cosas naturales, sensoriales y con texturas como la madera, el mimbre, etc que despiertan todos los sentidos y también abren la mente. También pensamos en la transparencia, para facilitar el acceso y la visibilidad. Las piezas pequeñas se pueden almacenar en frascos, se puede jugar con la luz colgando bolas o prismas de vidrio. ¡Y no olvidamos el mundo vegetal! Los objetos hermosos generan compromiso y motivación.
4. Utilizar las paredes
En las escuelas de Reggio, les gusta mostrar, exhibir, comunicar, documentar. La documentación no sólo se refiere a los logros del niño, sino que también se puede dedicar una sección de la pared a la exhibición en casa. El progreso de sus proyectos (fotos, bocetos, maquetas, etc.) y sus logros se mostrarán a la vista de toda la familia y del niño. La exposición de sus proyectos le permitirá, con nuestro apoyo, ir más allá del producto acabado, dar más sentido y mejorar su técnica.
5. Crear un mini-taller
El taller es esencial en la pedagogía Reggio. Es el lugar de expresión por excelencia a través del cual el niño podrá experimentar, adquirir técnicas y expresarse. En sus escuelas, esto se hace con un artista. No todos lo somos, pero al proporcionar a nuestros hijos diferentes medios, desde la pintura clásica hasta el digital multimedia, les permitimos experimentar, construir su aprendizaje y encontrar su lenguaje. Para ello, nos aseguraremos de poner todo el material que podamos ante ellos y, por supuesto, material de calidad. El material está al servicio de la creatividad y no al revés. Si la mina del lápiz se rompe todo el rato, el niño se rendirá rápidamente. Tampoco se trata de gastar fortunas en equipos de bellas artes, sino de llevar los objetos adecuados.
6. Jugar con los espejos
De hecho, lo que cuenta no es tanto el espejo, sino la forma en que lo miramos. En las escuelas, se pueden encontrar en todas partes. Es el símbolo de la filosofía de Reggio.
En un espejo, observamos su reflejo, los reflejos de los demás, los objetos. Aprendemos a mirar, a mirarnos a nosotros mismos y a construir nuestra identidad. El espejo es también un objeto mágico que invierte imágenes, modifica escalas, juega con perspectivas. Abre el campo de posibilidades y reflexiones. Los espejos se pueden colgar en la pared, en el techo, colgar, colocar en el suelo, de todos los tamaños, todas las formas, acrílico o vidrio y jugar con el agua, la pintura, los objetos, su cuerpo.
7. ¿Y al exterior?
En Reggio, todo es intercambio y comunicación, el mundo exterior no deroga. El interior debe poder salir y viceversa. Ya sea en el patio o un jardín, grande o pequeño, puedes planificar algunas zonas específicas. En cuanto al interior, debemos organizar los espacios con la posibilidad de utilizar diferentes materiales: tableros, ramas, piedras pulidas o rugosas, de todas las formas y colores. Podemos crear espacios vegetales, con plantas para oler, para tocar. Imagina un espacio con plantas, agua, corteza, ¡cualquier cosa que despierte emociones!
El niño no está solo en este espacio,pero no está guiado simplemente seguido. El niño busca sentido, el educador se abre para responder a los niños. En este espacio, nuestro papel es crear las condiciones óptimas y animarlas, observar y a veces rebotar a través de provocaciones, a través de propuestas de proyectos sin intervenir sin pretender obtener un producto acabado como objetivo.
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