Ser inclusivo significa dejar de ver las cosas por debajo del tópico «normal/anormal», y en vez de eso, tomar en consideración la diversidad, la pluralidad, los distintos matices… Por esta razón, una sociedad inclusiva se adapta a las distintas personas y se anticipa a sus necesidades para darles todas las oportunidades de desarrollo y de éxito en la vida.
Inclusión VS Integración
La integración es un término genérico mayoritariamente utilizado en el ámbito de la discapacidad. Esto significa en el lenguaje común, la adaptación de los individuos «diferentes» en un sistema «normal».
El concepto de inclusión se refiere a los movimientos de los derechos humanos relacionados con las personas discapacitadas. Estos movimientos empezaron a desarrollarse sobre los años 1960-1970 y hoy en día son muy conocidos, en particular después de que la ONU hablara de ellos en las declaraciones entre 1983 y 1992. El concepto de inclusión da a conocer el «pleno derecho» de todas las personas en la sociedad, sean cuales sean sus características.
En la inclusión no existen los grupos con o sin discapacidad, todas las personas presentan necesidades comunes e individuales. La igualdad substituye la diferencia, y la diversidad es la norma. Para comprenderlo más facilmente te dejamos un video muy gráfico que lo explica estupendamente:
Una inclusión social, ciudadana… ¡y escolar!
El acceso a una vida social y ciudadana completa para las personas discapacitadas es uno de los objetivos y de las ambiciones declaradados en el Plan de Inclusión Social para personas con Discapacidad. El Plan pretende plasmar el espíritu de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social, aprobada por Real Decreto Legislativo de 29 de noviembre de 2013, y que sigue las recomendaciones de la Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, aprobada el 13 de diciembre de 2006 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), ratificada por España el 3 de diciembre de 2007 y que entró en vigor el 3 de mayo de 2008. Esta Ley supone el reconocimiento expreso de que las personas con discapacidad son titulares de derechos y los poderes públicos están obligados a garantizar su ejercicio pleno.
Los principios de este plan son la promoción de los derechos sociales; no discriminación; igualdad de oportunidades en todos los ámbitos de actuación municipal, teniendo en cuenta la perspectiva de género; accesibilidad universal a bienes; entornos y servicios; participación social, coordinación intramunicipal e interadministrativa, y atención a la diversidad de las personas con discapacidad.
Aún así, construir una sociedad inclusiva no consiste en esperar las evoluciones políticas, sino que se trata también de llevar acciones ciudadas a nivel local o nacional.
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