Animate es un compañero de vida concebido especialmente para acompañar a personas – niños y adultos – presentando dificultades con la abstracción, trastornos del aprendizaje, del comportamiento, las capacidades de la atención limitadas y aptitudes de comunicación reducidas. Es una herramienta ideal para dinamizar las interacciones en el trabajo de reeducación en logopedia.
Laura Jolly, logopeda nos cuenta su experiencia con Animate
«Primero utilicé ANIMATE con grupos de habilidades sociales para niños autistas, con disfasia, con dificultades importantes de interacción y de comunicación. Inmediatamente adoraron y adoptaron este hombrecillo. El trabajo efectuado se centró en las emociones, el reconocimiento y la mímica. El soporte permite poder decir su propia emoción del momento y cambiarlo en curso de sesión si ésta evoluciona. Concretamente, el niño que lo necesite, pone en Aminate su emoción negativa del momento. El reto es que el sentimiento negativo del niño, al final de la sesión se vuelva positiva. Gracias a este reto, los otros niños intervienen regularmente para preguntarle si su emoción o sentimiento está mejor. Este tipo de acción es menos pertinente cuando utilizo pictos / emociones.
También utilizo a ANIMATE con las burbujas de pensamientos y de palabra para trabajar la adaptación del discurso. Es un trabajo mucho más concreto porque se identifican a Animate y pueden, gracias a él, realizar un juego de roles».
Ejemplos concretos de utilización
1. Un niño de 9 años con TDAH. Comencé a trabajar las emociones y la gestión de su cólera con material estándar; un trabajo muy difícil, que se negaba a abordar la mayoría de las veces. Utilizando a Animate, sonrió, se calmó muchísimo, estuvo atento y pudimos trabajar en las emociones. Su atención fue mucho más larga que cuando uso material / imagen, a causa de la manipulación importante y de su identificación al personaje Animate.
También abordé con él la autonomía para vestirse: este niño es muy pasivo en todos los campos y espera que sus padres le hagan todo. El trabajo se hizo con la madre, con el desarrollo siguiente: yo miraba la meteo del día siguiente; le mostraba con una imagen muy explicativa y él debía vestir al personaje Animate según la meteo. Por la noche, a la hora de acostarlo, su madre le pedía preparar su ropa para el día siguiente… Para él, se había convertido en un juego.
2. Un adolescente de 14 años, con disfasia y con algunas características autísticas: con él trabajé las emociones finas y su grado. Gracias a la manipulación obtenemos una mejor concentración y participación.
3. Un adulto no verbal integrado en un hogar de vida: los educadores tenían dificultades en el momento de las comidas porque decía no a todo. Traté de enseñarle el no/sí con pictos clásicos; pero no lo integraba en absoluto y no se acordaba. Un día utilicé Animate: escogí dos emociones (triste / alegre) a las cuales añadí dos burbujas de pensamiento sí/no. La manipulación permitió integrar estas nociones mucho más fácilmente y guardarlos en la memoria. Ahora estamos casi seguros que sus respuestas sí/no realmente correspondan a lo que quiere.
4. Un niño con Síndrome de Down de 10 años: el mismo trabajo que en el momento del grupo del primer caso, para el trabajo de las emociones. La manipulación le permitió una mejor identificación y una memorización, y además se divirtió mucho.
¿Cuáles son las principales razones para utilizar Animate?
- Los niños adoran este personaje y se identifican fácilmente
- Con este material están mucho más concentrados lo que facilita la memorización de las emociones
- La participación de los niños es del 100% con Animate… ¡Y piden más!
Además, al final de mis sesiones otro logopeda me preguntó si mis pacientes habían rechazado el personaje o sin embargo les había gustado. Mi respuesta fue categórica: «Jamás lo han rechazado, y además lo piden»
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