Las personas con TEA pueden tener dificultades con la escritura, lo que a menudo resulta en una disgrafía. Hemos estado con Amélie Sourd, una terapeuta ocupacional especializada en autismo. Nos ha hablado de estos temas y de las herramientas que pueden ayudar a mejorar la escritura.
Escritura y TEA
Las personas con trastornos del espectro autista (TEA) son cada vez más numerosas y cada vez se diagnostican mejor. Según algunos estudios, hay más de un caso por cada 100 nacimientos. Hoy en día, la intervención temprana es una de las principales cuestiones de la salud pública. En nuestras consultas nos encontramos con niños que con mucha frecuencia presentan problemas relacionados con la escritura desde una edad muy temprana, pero también en niños más mayores que tienen acceso a la escuela secundaria, al instituto y a estudios posteriores. De hecho, los beneficios de una atención temprana y adaptada les permite poder escolarizarse durante más tiempo, como ocurre con los niños neurotípicos.
Estas dificultades de grafismo con frecuencia se convierten en una disgrafía. Se manifiestan durante más o menos tiempo a lo largo de la escolarización y de diferentes maneras: lentitud en la escritura, que no permite tomar notas de forma eficaz al ritmo de la clase, dificultades en la construcción de las letras y a la hora de encadenarlas, etc. Estos problemas perturban la lectura del niño y del adulto, produce malestar y una falta de resistencia. Para algunos, escribir les resulta tan agotador que desarrollan fobias, se bloquean o presentan problemas de comportamiento, lo que ralentizará el aprendizaje y limitará las posibilidades de éxito de la orientación. Pero entonces, ¿a qué se deben estas dificultades?
>> Leer: «¡Los trastornos DIS »
Particularidades sensoriales y perceptivas
Un factor que desde ahora contribuye al diagnóstico, son las particularidades sensoriales, ya que explican en parte las dificultades de escritura. Los niños con menos experiencias sensoriales, con un funcionamiento perceptivo diferente y que sienten demasiado o no lo suficiente, pueden tener dificultades para aprender a escribir.
Si son muy sensibles al tacto, puede que, por ejemplo, les moleste el roce del papel o de la mesa con el antebrazo y la mano al mover el lápiz. También pueden ser incapaces de poner la punta de los dedos en un bolígrafo. Esto contribuirá a una mala postura que, a la larga, no será la adecuada para una escritura funcional.
Aquellos que presentan diferentes percepciones a nivel vestibular o propioceptivo pueden tener dificultades para permanecer en su asiento y tendrán necesidad de moverse. Esto es difícilmente compatible con la escritura, ya que sobre todo requiere una postura estable y madura para poder liberar las puntas de los dedos con eficacia.
Las personas con autismo también tienen una forma de sobrefuncionamiento perceptivo o, incluso, una visión de detalle. Por tanto, serán más propicias al perfeccionismo, lo que ralentizará considerablemente el proceso de escritura, debido al tiempo que tardan en conseguir la letra ideal, aunque tengan que borrarla varias veces.
>>Descargar la infografía: Hipersensibilidad emocional
Peculiaridades cognitivas
Se sabe que las personas con TEA tienen más dificultades para seleccionar la información relevante, adaptarse rápidamente a un contexto, planificar una secuencia de acciones en el tiempo o encontrar fuentes de motivación intrínsecas. Tienen menos acceso espontáneo a la imaginación y a menudo no tienen los mismos intereses que un niño neurotípico.
Por tanto, es normal que nos encontremos con niños que tengan dificultades para realizar las etapas de la construcción de las letras en el orden correcto, así como para encadenar una letra con otra. Además, los sonidos y las palabras no siempre se escriben de la misma manera. El sonido «o» en francés, puede escribirse como «eau», «au», «o». Algunas palabras coinciden en el plural, en el femenino. Esto es un verdadero dolor de cabeza para los niños que no pueden adaptarse rápidamente al contexto. Borran, dudan, se equivocan, se desaniman, presentan falta de flexibilidad mental.
También podemos considerar que el niño neurotípico desarrolla la escritura mediante un entrenamiento espontáneo y natural, imitando a sus hermanos mayores o a sus compañeros de clase, mediante numerosas repeticiones, coloreando en casa, etc., para expresar su imaginación. Estos ensayos naturales ayudan a perfeccionar el movimiento del brazo y, posteriormente, de la mano y de los dedos. El niño con autismo no suele presentar motivación para agradar. Como, por ejemplo, hacer un dibujo para su profesor o para su madre. Tampoco se le ocurrirá ocupar su tiempo libre escribiendo. Su falta de iniciativa e imaginación no ayuda a desarrollar el movimiento gráfico en todas sus expresiones.
Diagnóstico de la disgrafía
Hay múltiples causas que explican las diferencias de rendimiento entre la escritura de un niño neurotípico y la de un niño con autismo. Los terapeutas ocupacionales, los psicomotricistas y los logopedas, que son profesionales sanitarios cualificados, están facultados para diagnosticar la disgrafía mediante evaluaciones estandarizadas. Una vez identificada, el terapeuta ocupacional busca medir el impacto real que tiene para el niño, en el desempeño de sus actividades escolares.
¿Es necesario reeducar?
La respuesta no es tan sencilla, ya que la dificultad puede ser multifactorial y, sobre todo, que rara vez es la única que se presenta en la vida de un niño con autismo. En eso consiste el trabajo del terapeuta ocupacional. Deberá contrastar diferentes parámetros para identificar cualquier problema en la vida cotidiana del niño y determinar qué prioridades debe tener su proyecto de vida. Si el grado de gravedad de la disgrafía es leve o moderado, si hay algún impacto en el rendimiento en clase, si las expectativas del niño se centran en las actividades escolares, si los socios (padres, profesores, orientadores de alumnos discapacitados) están dispuestos a colaborar, por lo que el trabajo de reeducación puede ser bastante relevante .
>> Descubre nuestra infografía: «La profesión del terapeuta ocupacional»
Por otro lado, si la disgrafía es masiva, tendrá que determinar si existen trastornos asociados (trastornos de la atención o del lenguaje escrito, por ejemplo) o si las necesidades del niño y su familia están más orientadas al cuidado personal o a las habilidades sociales, por ejemplo, por lo que la reeducación de la escritura no tendrá tanta prioridad. En su lugar, proponemos empezar con medidas pedagógicas(guiones, recortes, textos para rellenar los espacios en blanco, cuestionarios de opción múltiple, etc.), que siguen siendo limitantes porque dependen de terceros o de usar un ordenador, si puede usarse durante la sesión, para permitir que el niño recuperela máxima independencia posible a la hora de tomar notas.
En concreto, ¿cómo podemos mejorar la escritura?
Dado que hay varias causas de disgrafía en los niños con TEA, también hay varias áreas de trabajo.
El eje sensorial
El terapeuta ocupacional ayudará a que la postura y el agarre del lápiz del niño sean cómodos, mediante aportes sensoriales directos y repetidos, herramientas que proporcionen feedback y también mediante compensaciones.
Por ejemplo, a un niño que tenga la punta de los dedos demasiado sensible (hipersensibilidad táctil) se le pueden ofrecer juegos como el bingo táctil: un tablero de madera con 12 texturas diferentes (áspera, lisa, suave, granulada, acanalada, con textura, blanda, dura, etc.). El objetivo del juego es encontrar las bases circulares que tengan las mismas texturas que en el tablero.
Un niño que no pueda presionar sobre el papel correctamente(trastorno propioceptivo) podría beneficiarse de bolígrafos con feedback, como por ejemplo el bolígrafo vibrante para aprender a medir la fuerza que hay que ejercer sobre la mina del lápiz.
Bolígrafo vibrante: un divertido bolígrafo que es una herramienta tan eficaz para el grafismo como para dar masajes.
La postura puede trabajarse con materiales o adaptaciones más importantes, como los asientos o los cojines ergonómicos, que pueden probarse en las sesiones.
El eje del aprendizaje
Ayudas para la construcción
El niño con autismo también necesita dominar la postura y el agarre de las herramientas con la mano y que la orientación de los trazos y las etapas de la construcción de las letras están secuenciadas de forma muy concreta. Debe poder encontrar un interés en hacerlo y continuarlo. Para aprender el agarre instrumental, se proponen actividades estructuradas de antemano. En cuanto a la construcción, tocar letras rugosas para captar la forma y la orientación, reproducir una letra con los Wikki Stix o el Magnatab les permitirá comprender mejor las etapas, el significado y el orden de la planificación.
Ayudas visuales
Las ayudas visuales elaboradas por el terapeuta ocupacional también son importantes en esta etapa, para aprender a colocar los dedos sobre el lápiz o el antebrazo sobre la mesa. Cuando el niño es demasiado meticuloso hasta el punto de ralentizar su movimiento, el uso de refuerzos, contratos y de relojes de arena o de un Time Timer también pueden ser de gran ayuda para trabajar la velocidad. Estas herramientas se personalizan para adaptarse a los intereses del niño, animarle a participar activamente y fomentar sus ganas de escribir.
>> Descargar: El Time Timer explicado en una infografía
Time Timer: el Time Timer es una herramienta muy visual. Permite materializar el paso del tiempo indicando el tiempo restante de una actividad.
Cuando el niño ya sepa cómo colocarse en la mesa, realizar gestos precisos gracias a la buena posición de los dedos y haya comprendido a construir y a presionar adecuadamente sobre la página, la última etapa consiste en darle flexibilidad para realizar todas las operaciones mentales que deberá hacer. En esta etapa, el trabajo de flexibilidad puede realizarse mediante una serie de juegos como el Bazar Bizarro, por ejemplo, pero también y, sobre todo, trabajando directamente la tarea de la escritura, para aportar el máximo significado al niño.
El extraño bazar : Se colocan las 5 figuras delante de los jugadores. Se coge una carta y se le da la vuelta. ¿Ves en la escena representada en la carta alguno de los objetos que están encima de la mesa? Pero ¡cuidado! el objeto tiene que ser idéntico (mismo color). Si ninguno de los objetos corresponde con la ilustración de la carta, hay que encontrar entonces el objeto que es en todos los aspectos completamente diferente de los que hay en la mesa. Permite gestionar los impulsos de manera lúdica. Contiene 60 cartas. Dim. objetos de 4 a 5 cm. De 2 a 8 jugadores. Desde 8 años.
En conclusión
Es importante que la disgrafía se analice en un contexto que atraviese tres dimensiones. Estas dimensiones tienen en cuenta al niño y a sus particularidades, a su entorno y a sus actividades escolares. Ayudan a determinar cuál es el mejor proyecto para que el niño actúe y se desarrolle en su aprendizaje
Amélie SOURD es terapeuta ocupacional desde hace 15 años en pediatría y está especializada en autismo. Es profesora de estudiantes de terapia ocupacional y formadora de profesionales. Es licenciada en ciencias cognitivas y tiene un título en neuropsicopatología del aprendizaje escolar. También cuenta con numerosos cursos de formación adicionales (programa TEACCH, ABA, particularidades sensoriales, etc.). Apasionada de la neurociencia, disfruta compartiendo sus conocimientos y experiencias con las familias y las escuelas. Esto permite a los niños alcanzar la máxima plenitud en su vida diaria y esperar un futuro más tranquilo.
Síguenos en: