En la vida cotidiana, nos encontramos con situaciones complejas o simplemente nuevas que nos obligan a utilizar nuestra capacidad de razonamiento. El razonamiento es el ejercicio del pensamiento y la forma de ejercerlo. Es nuestra capacidad de percibir y comprender nuestro entorno, de establecer relaciones de causa y efecto para resolver una situación o un problema determinado. La capacidad de relacionar elementos para llegar a una conclusión. Se dice entonces que se hacen inferencias.
¿Para qué sirve el razonamiento?
El razonamiento es muy útil. En la vida cotidiana, en el ámbito escolar (casi inmediatamente se piensa en la resolución de problemas matemáticos), pero también en nuestras relaciones con los demás. Ayuda en las interacciones y en la resolución de conflictos, por ejemplo.
¿Cuál es la diferencia entre el razonamiento deductivo e inductivo?
Hay muchas formas diferentes de razonar, como el razonamiento por analogía, el razonamiento hipotético-deductivo y el irracional. Aquí nos interesan el razonamiento deductivo e inductivo.
Razonamiento deductivo
Aquí vamos de lo general a lo específico. De una idea general, de una ley, deducimos una consecuencia, una proposición particular. Un ejemplo muy conocido de razonamiento deductivo es este silogismo de Aristóteles:
«Todos los humanos son mortales, Sócrates es un humano, por tanto, Sócrates es mortal».
Un silogismo suele tener premisas (o proposiciones) que conducen a una conclusión. En este caso, el razonamiento, las premisas y la conclusión son válidos. Sin embargo, si las premisas son falsas, la conclusión también lo será.
Razonamiento inductivo
Vamos de lo particular a lo general. A partir de la observación de hechos particulares, se hace una generalización. A partir de estas observaciones se formulan hipótesis y se extraen conclusiones.
El antiguo filósofo Aristóteles dio el siguiente ejemplo: «Si un barco va siguiendo la costa y termina en el mismo lugar, se puede deducir que la tierra que ha bordeado es una isla».
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¿Cómo trabajar el razonamiento?
Te recomendamos que hagas preguntas a tu hijo para que desarrolle su razonamiento, como por ejemplo en el contexto de un cuento: «¿Por qué ocurre esto?», «¿Cómo puedes estar seguro de esto?», etc.
Para ejercitar las habilidades de razonamiento, también es posible trabajar en el desarrollo de competencias como la atención selectiva, la inferencia, la memoria de trabajo o la planificación.
La atención selectiva
Necesitamos nuestra atención a diario. Recibimos una cierta cantidad de información de nuestro entorno que tenemos que procesar. Aquí es donde entra en juego la atención selectiva: de la información recibida, seleccionaremos la que procesaremos de forma prioritaria y la que es menos importante.
Un juego como el Tactillo, requerirá, en particular, atención visual y táctil, de forma estructurada. 8 grandes tableros con fondo blanco muestran una serie de diferentes formas de madera. Se trata de encontrar las formas reales a través del tacto o la vista. Una vez encontrada la pieza, se coloca en el compartimento adecuado delante del modelo. La madera, suave al tacto, permite concentrarse en la forma.
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La inferencia
Inferir significa jugar a los detectives y encontrar la verdad a partir de las pistas que tenemos. Se trata, por tanto, de explicitar una información evocada o asumida, a partir de las pistas dadas en un texto o una imagen.
¿Qué piensan? Desarrollar la empatía, comprender los sentimientos y las expresiones faciales. Hay que adivinar lo que piensan y sienten los personajes y luego verbalizar los pensamientos. Este trabajo puede realizarse tanto de forma oral como escrita.
¿Cuál es la pregunta? Cada carta representa una escena en la que un personaje hace una pregunta. El objetivo del juego es hacer que los niños hablen en torno a esa interrogación para que puedan enunciar las diferentes preguntas que podrían hacerse en esa situación.
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La memoria de trabajo
La memoria de trabajo nos permite retener y manipular temporalmente la información cuando estamos ocupados con otra tarea. En la vida cotidiana, los niños la utilizan para comprender instrucciones o textos, hacer cálculos mentales, tomar notas, etc. Para estimularla, recurrimos a juegos en los que hay que retener varios datos en la memoria: palabras, nombres de personajes divertidos como en el juego Cara de cabra, o incluso colores y su colocación.
Cara de cabra: ¡un gran juego para desarrollar la memoria de trabajo y ayudar a los niños a crear estrategias de memoria! Al girar cada carta, aparecerá un personaje divertido. El jugador debe darle un nombre. A continuación, el siguiente jugador debe darle la vuelta a una carta y darle un nombre al nuevo personaje mientras dice el nombre del anterior. Y así sucesivamente…
Speed colors: cada jugador coge una carta y memoriza la distribución de los colores en el dibujo. A continuación, cada persona pone su carta boca abajo y trata de colocar los colores correctos en el lugar adecuado coloreándolos. Un excelente juego dinámico para ejercitar la memoria de trabajo.
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La planificación
La planificación es una función ejecutiva que consiste en desarrollar y coordinar una secuencia de acciones para alcanzar un objetivo. En otras palabras, y para simplificarlo, significa establecer una estrategia y planificar los diferentes pasos que hay que dar para alcanzar el objetivo.
Moziblox: 30 cubos de madera con coloridos diseños para crear cientos de formas diferentes, tanto planas como verticales. Podrás reproducir los modelos o dejar volar tu imaginación. Este juego permite abordar el concepto de simetría y desarrollar habilidades de planificación.
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¿Conoces algún otro juego o actividad para trabajar el razonamiento, especialmente el deductivo y el inductivo? ¡Compártelos con nosotros en los comentarios!
Fuentes: Anon. Induction. Revista de Filosofía. s.d. Anon. Modes de raisonnement. Académie de Bordeaux. s.d
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