El acto de escribir a mano es una habilidad compleja de adquirir para los niños. La escritura tiene varias funciones, la principal de las cuales es una forma de comunicación. En este artículo, hemos dado la palabra a Oceanie Le Borgne, psicomotricista. Explica los vínculos que pueden establecerse entre la postura y el gesto gráfico.
Presentación : Postura y gesto gráfico
Escribir a mano es un proceso de aprendizaje largo, que lleva muchos años. Está vinculada a muchas competencias subyacentes y simultáneas. Por ejemplo, el lenguaje, el manejo tonal y postural, la atención y la integración visomotora.
Postura y gesto gráfico: Foco sobre la madurez neurológica
Parece fundamental hacer una puntualización teórica sobre las leyes que rigen la maduración neurológica en los niños.
En primer lugar, la maduración neurológica sigue una regla de sucesión. De arriba (cabeza), a abajo (tronco), también conocida como ley céfalo-caudal, y luego del centro (tronco), a la periferia (dedos), también conocida como ley proximo-distal. Se produce entonces una lógica de diferenciación, con la aparición de movimientos cada vez más controlados a medida que avanza el desarrollo. Sin olvidar la ley de la variabilidad. Tiene en cuenta la dinámica de cada individuo con progresiones no lineales, periodos de estancamiento, de reorganización, en relación con su experiencia cotidiana y sus posibilidades individuales.
Estas leyes describen y rigen el desarrollo del niño, ¡lo que implica evoluciones en sus elecciones y posibilidades de postura y regulación postural! La postura en el pupitre de un niño de 3 años, con una motricidad aún «en bloque» (movimiento generado más por la pareja hombro-codo), es por tanto muy diferente de la del adolescente de 14 años, que ha automatizado toda la praxis de la escritura y domina sus ajustes posturales, y utiliza los movimientos más distales posibles.
Los principales elementos de la postura al escribir
Los elementos aquí enumerados deben considerarse principios generales y no posturas inflexibles y dogmáticas. Existen muchas variaciones interindividuales posibles y, aunque es importante presentar a los niños la postura más adecuada, sobre todo durante la fase de aprendizaje, no debemos esperar que consigan todos estos elementos «a la perfección».
La postura de escritura debe ser funcional, es decir, permitir una escritura fluida, precisa y duradera (en relación con la edad de desarrollo del niño).
La postura de escritura oscila entre la estabilidad y la posibilidad de movimiento. Debe ser suficientemente estable para permitir el movimiento del brazo de escritura, pero suficientemente flexible para permitir los reajustes posturales necesarios durante la tarea, en particular en lo que se refiere a la pelvis (desplazamiento del apoyo de un isquion al otro para los diestros, refuerzo del apoyo en el isquion contralateral para los zurdos) y al brazo de escritura (traslación y rotación necesarias para mantener la línea hasta el final y para cambiar de línea).
Descripción detallada: postura y gesto gráfico
Una vez establecidos estos diferentes principios, ¡es hora de ponerse manos a la obra!
La pelvis
Los dos isquiones se colocan en el asiento, la silla se acerca al escritorio. La flexión de la cadera es de unos 90 grados. El soporte se coloca en el isquion lateral del brazo de escritura. Al escribir en la página, se puede observar un ligero cambio en el apoyo de la pelvis, pero no debemos observar un desplazamiento completo en el asiento.
El tronco
La silla está lo suficientemente cerca como para que el tronco esté cerca o incluso contra el borde del escritorio. El tronco está ligeramente flexionado. No buscamos necesariamente un apoyo sistemático contra el respaldo. Se puede favorecer el apoyo lumbar, pero la parte media de la espalda y la región escapular permanecen libres. La posición del tronco evoluciona a lo largo del desarrollo psicomotor, con una evolución de las capacidades de gestión postural y tónica, en relación con la maduración neurológica.
El brazo que no escribe
El brazo no guionista se coloca desde el codo hasta la punta de los dedos sobre la mesa, a una distancia que permita un buen control postural. Me gusta utilizar el ejemplo del caballete de bicicleta: demasiado cerca y el cuerpo se ve obstaculizado por el brazo, demasiado lejos y el cuerpo está excesivamente flexionado y la postura carece de estabilidad.
El brazo de escribir
El brazo para escribir se coloca sobre el escritorio, desde el codo hasta la mano (eminencia hipotenar, grupo muscular situado bajo el dedo meñique), el apoyo es muy ligero. La mano se coloca en prono supinación. Se mueve de forma coordinada, con una búsqueda de sinergia entre los diferentes segmentos que lo componen (brazo, antebrazo, mano, dedos).
La estabilidad postural, proximal y luego distal, permite optimizar la movilidad del antebrazo. La postura también puede influir en el agarre del lápiz, lo que da lugar a compensaciones (trazo bloqueado, fuerte presión sobre el papel, dificultad para organizar la mano «radial» (que garantiza el movimiento) y la mano «cubital» (que garantiza la estabilidad)).
Los pies
Los pies se colocan a la altura de las rodillas o ligeramente adelantados, las rodillas se flexionan a 90 grados. Podemos observar variaciones en el apoyo durante la tarea, bien para marcar un reajuste postural, bien en una búsqueda de movimiento (reclutamiento atencional, búsqueda de sensación kinestésica, etc.)
La cabeza
La cabeza se coloca en una posición ligeramente flexionada, lo suficientemente alta en relación con la hoja para tener una visión global de la tarea. Al principio del proceso de aprendizaje, la visión focal es más solicitada. El niño tenderá a acercarse a la sábana. A medida que avanza la automatización, entra en juego la visión periférica, con la posibilidad y la necesidad de apartarse de la hoja. La sábana también puede inclinarse a medida que el niño se desarrolla (sobre todo a partir de la fase de automatización), de modo que quede paralela al antebrazo y gane así en eficacia gestual (antes de esta fase, los puntos de referencia espaciales deben ser fijos y cambiar la orientación de la sábana puede resultar muy difícil).
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Postura y material
Para conseguir una postura funcional, es necesario disponer del material adecuado para la talla del niño. La silla debe permitir apoyar los pies en el suelo y no ser demasiado profunda. Si es necesario, puede colocarse un soporte bajo los pies del niño para estabilizar la postura. La altura del pupitre debe estar a la altura del codo del niño sentado. La anchura del escritorio debe ser suficiente para colocar la superficie de escritura y desplazarla.
Los asientos dinámicos
Los asientos dinámicos son cada vez más conocidos y diversificados. Presentan varios aspectos que pueden resultar interesantes en la vida cotidiana de algunos niños… ¡e incluso adultos! Existen varios tipos para utilizar como simples asientos (cojines de aire para colocar en la silla, taburetes oscilantes, asientos de bola, etc.). Pero también, para colocar bajo los pies (rodillos, elásticos, tabla de movimiento…). Pueden utilizarse para apoyar la postura generando múltiples pequeños ajustes posturales durante su uso, o para crear movimiento (ligero y controlado) y poder movilizar la atención durante periodos más largos.
¿Cómo utilizar los asientos dinámicos?
Para optimizarla, la sedestación dinámica debe utilizarse durante periodos de tiempo estructurados (a riesgo de perder el beneficio del movimiento debido a la habituación). Además, cada asiento responde a una necesidad concreta. Es imposible generalizar la recomendación de tal o cual dispositivo en función de un trastorno o una manifestación clínica. ¡Lo mejor es poder probar y comparar!
>> Combatir el sedentarismo con los asientos dinámicos
Trastornos motores, trastornos del neurodesarrollo, ¿qué se puede ofrecer?
El equipo que acompaña a tu hijo puede proponerle otros dispositivos complementarios. En caso de dificultades posturales, vinculadas a un trastorno motor, un trastorno del neurodesarrollo u otras particularidades (trastornos neurovisuales, etc.). Dependiendo de las dificultades del niño, esto puede implicar el uso de un escritorio inclinado, un asiento de apoyo, herramientas con peso, material ergonómico, etc.
Oceanie es psicomotricista, titulada desde 2012 y con consulta privada desde 2016.
Sus experiencias clínicas la han llevado a formarse específicamente en torno a los trastornos más frecuentes en la consulta privada.
Es decir, trastornos del neurodesarrollo y del aprendizaje.
Fuentes bibliográficas: Albaret, J., Soppelsa, R., Kaiser, M. M. (2013). Trastornos de la escritura en niños: de los modelos a la intervención. Bélgica: De Boeck Supérieur. Côté, S. (2016). Fomentar la atención mediante estrategias sensoriales: herramientas y ejercicios para ayudar a todos los alumnos. Canadá: Chenelière éducation. Vauchel, A., Madieu, E. (2022). Programme d’écriture positif et spécifique (PEP’S): rééducation des troubles de l’écriture – dysgraphie. Bélgica: De Boeck supérieur. Entretiens de Bichat 2016 – Psicomotricidad – La escritura y sus trastornos.
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