La ira es una emoción bastante contagiosa. Apoyar a un niño durante una rabieta no es una tarea fácil. Ya sea como padre o como profesional, a veces nuestras propias emociones nos desbordan. Entonces, ¿cómo lo afrontamos? ¿Cómo actuamos? ¿Qué estrategias podemos poner en marcha para reducir las crisis? El Dr. Vincent Henry, psiquiatra infantil del Hospital Universitario de Montpellier, nos da unas ideas clave para reducir estas crisis y aligerar el día a día. ¡Disfruta de la lectura!
Ataques de ira: ¿de qué estamos hablando?
Los ataques de ira se producen cuando los mecanismos de regulación se ven desbordados. Muchos autores utilizan la imagen de una ola para explicar cómo se desarrollan las rabietas. La crisis, como la ola, tiene un aspecto dinámico, con diferentes fases. La rabieta es el momento de la cresta de la ola. Otros expertos lo llaman volcán, porque hay un aspecto de erupción, de explosión.
Cuando hay una crisis, es una oleada, un maremoto. Cuando la rabieta está ahí, por desgracia, tenemos muy poco margen de maniobra.
Hay que hacer algo. Pero, ¿qué hay que hacer? El Dr. Henry sugiere 5 maneras de reaccionar mejor durante una crisis.
5 cosas que puedes hacer durante las crisis de cólera
Desgraciadamente, no hay ninguna receta ni fórmula mágica. Sin embargo, tras más de 10 años de experiencia en el trabajo con familias y niños, el Dr. Henry considera que hay 5 cosas que podemos hacer que pueden ayudar a reducir, o al menos a no empeorar, la crisis.
1. Intenta mantener la calma tú mismo
Es más fácil decirlo que hacerlo. Nuestro papel como padres o profesionales es cultivar el autocontrol. Es decir, intentar (decimos intentar) no entrar en el bucle de la ira. Si no alimentamos esta discusión con más rabia, la crisis remitirá más rápidamente. Además, evitará que digamos o hagamos cosas «sobre la marcha» de las que nos podamos arrepentir después.
2. Dejar al niño solo si es posible
La tensión y la irritación acumuladas a menudo hacen imposible intentar razonar con el niño. Según el perfil y la edad del niño, se le debe dejar solo si es posible. Así se evitan los mecanismos de escalada y no se vuelve a alimentar la rabieta. Cuando haya una erupción, ¡no te acerques a la lava!
3. Protegerse a sí mismo o al niño si hay un peligro inminente
A veces la rabieta es demasiado fuerte para dejar al niño solo, sobre todo si hay riesgo de que se ponga en peligro.
4. Trata de permanecer en silencio
Cuando estamos muy enfadados, recurrimos fácilmente a los mandatos paradójicos:
El famoso «Cálmate», que a menudo tiende a empeorar las cosas.
Gritar al niño «¡Deja de gritar!
5. Pide ayuda si los enfados son graves
Cuando hay rabietas graves, es fundamental pedir ayuda y no quedarse solo. Este es uno de los puntos en los que trabaja mucho el Dr. Henry, para quien, con demasiada frecuencia, las rabietas ocurren de forma aislada en casa, no hablamos de ellas, nos avergonzamos de ellas…
Existen redes de apoyo para que no nos quedemos solos ante estas dificultades y podamos hablar de ellas. Por ejemplo, el Dr. Henry dirige grupos de discusión basados en el enfoque de la resistencia no violenta para padres de adolescentes violentos, entre otros.
>> Descarga: Crea un monstruo come enfados
Soluciones: ¿cómo lidiar con las rabietas?
Seamos claros, ¡no hay una solución rápida! El Dr. Henry explica que cuando hay que contener una crisis, ya es demasiado tarde: «Cuando se produce la crisis, no queda mucho por hacer». Estas crisis pueden tener consecuencias, de ahí el interés por tratar de pensar en cómo regularlas y cómo hacer que tengan el menor impacto posible, si no evitarlas.
Los ataques de ira son el resultado de una ecuación con muchos factores. Por eso hay que intentar comprender las causas, las fuentes de tensión, trabajar la expresión de las emociones y poner en marcha cosas que podamos hacer de antemano para que las rabietas sean lo menos frecuentes posible, duren menos tiempo y tengan un impacto limitado en el niño y en los que le rodean.
1. Expresar y nombrar las emociones ayudará a identificarlas y comprenderlas mejor:
Para regular bien las emociones, es necesario identificarlas bien y ser capaz de nombrarlas. El aprendizaje de las emociones no es un proceso objetivo, es un proceso implícito y subjetivo que implica su propia expresión emocional como padre.
Es porque nombras las emociones que, poco a poco, los niños llegan a conocerlas.
Cuando le dices a un niño pequeño: «Oh, creo que ahora estás enfadado por lo que pasó…» El niño se forma una representación de lo que es la ira. Es el mismo proceso que para la alegría, el hambre, el sueño…
Consejos :
- Expresa tus emociones negativas :
«He tenido mucho miedo, podías haberte caído y hecho mucho daño»
«Me decepciona que me hayas mentido»
«Has roto el plato, estoy enfadado» - Expresa también tus emociones positivas :
«Estoy orgulloso de ti, tu dibujo es muy bonito».
«Me gusta verte jugar así».
«Me alegro de haber dado este paseo contigo». - Expresa los errores vos erreurs
«Siento lo de antes, me enfadé demasiado y dije algunas cosas de las que me arrepiento». - Habla en primera persona, habla de ti mismo.
Un buen comienzo es utilizar la primera persona, hablando de ti mismo y no de la otra persona:
TU>> YO
YO + EMOCION + SITUACION CONCRETA
Por ejemplo, puedes decir: «Me alegro mucho de que hayas hecho la maleta sin que yo te lo pidiera».
- Poner en palabras y validar las emociones:
«Sí, te pone triste cuando ….» «Tienes derecho a enfadarte por…»
Evitar :
- Evita generalizar las emociones negativas:
«Me decepcionas».
«Me llevas al límite todo el tiempo.
«Me cansas. - Prohíbe ciertas palabras de su vocabulario:
Siempre
Nunca
Sistemáticamente
Siempre lo mismo
«tu eres […]»
2. Evita la escalada: ¡no eches leña al fuego!
Este es un fenómeno bastante común en una discusión o desacuerdo. El desacuerdo inicial se convierte en una especie de «partido», que nadie quiere/puede detener.
¿Cómo podemos reconocer cuándo estamos en un proceso de escalada?
- Nuestro enfado aumenta poco a poco,
- queremos tener la última palabra,
- el niño nos responde y su ira también aumenta,
- queremos castigar fuertemente al niño,
- Decimos cosas como: «¿Quién se cree que es?», «No manda» o «No lo suelto».
- ¿Por qué la escalada no conduce a nada bueno?
A menudo, como adultos, queremos tener la última palabra. Esto puede provocar un aumento de la ira, un círculo vicioso y comentarios hirientes. Es fácil hacer generalizaciones como «siempre es lo mismo contigo». El resultado es que, aunque el origen del conflicto era sencillo, se acaba saliendo perjudicado… También se corre el riesgo de llegar a castigos o limitaciones desproporcionados:
¡Ah, somos malos padres! Vale, pues te privamos de pantallas durante un mes y no invitaremos a tus amigos a tu fiesta de cumpleaños para que veas lo que es tener unos padres desagradables.
¿Cómo se puede evitar esta escalada mutua?
Una vez que se ha detectado, el objetivo es intentar detener el proceso.
Puedes intentar decir algo como: «Nos estamos enfadando demasiado y no me gusta. No quiero hablar más de ello. Habrá consecuencias en las que pensaré».
Sal de la habitación y aíslate: el niño puede intentar seguir provocándote, ¡no cedas!
En esta situación, el silencio de los padres es más poderoso que los comentarios o los castigos.
3. ¡Anticiparse! Si termina igual cada vez… ¡Observar, registrar y anticiparse para evitar!
Cuando analizamos una rabieta o un miedo a posteriori, a veces nos damos cuenta de que podría haberse anticipado. En otras palabras, dado el contexto, ¡era casi seguro que no podía salir bien!
Si te dices a ti mismo «sabía que iba a acabar mal de todos modos», significa que la circunstancia contribuye a crear la tensión y que puedes intervenir de antemano para reducir la tensión y evitar así la crisis.
Sabiendo esto, puedes intentar anticiparte a la crisis y, por tanto, cambiar las cosas para que vaya mejor.
Por supuesto, es imposible anticipar todo, todo el tiempo… ¡Somos humanos!
En el caso de situaciones recurrentes
Cuando ciertas crisis se repiten, a veces sabemos de antemano que la situación desembocará en una crisis. El objetivo es actuar antes de que empiece la crisis.
Ejemplo de posibles anticipaciones:
«Mis hijos discuten casi siempre después de 30 minutos de jugar juntos…»
Una opción en este caso sería, en previsión, que el adulto separe voluntariamente a los niños después de 15 minutos, mientras los niños juegan tranquilamente. Evitará la crisis que muy probablemente habría estallado 15 minutos después…
«Mi hija siempre se enfada cuando hace dibujos en las noches de colegio, porque nunca se parecen a lo que ella quiere. Por otro lado, los fines de semana y los miércoles, esta es su actividad favorita y va muy bien.»
En este caso, puedes decidir poner las actividades creativas fuera de la vista del niño los días de colegio y sacarlas los demás días.
En el caso de la anticipación «momento a momento»
En este caso, se trata de identificar, en una situación actual, los riesgos de crisis y tratar de anticiparlos.
Llegas a casa del colegio y pensabas pedirle a tu hijo que ordenara sus armarios… Pero estás cansado, acaba de sacar dos malas notas y se ha peleado con su mejor amigo, tiene hambre, ha roto un juego en el patio…
En este caso, el riesgo de rechazo y de crisis es importante. Quizás sea mejor posponer nuestra petición para otro día….
Evidentemente, es imposible anticiparse en todo momento, pero con las ideas anteriores se pueden evitar algunas rabietas.
Algunas herramientas para ayudar a anticiparse:
Time Timer Mod: El pequeño de la familia Time Timer. Ideal para tomar conciencia del tiempo. Entregado con una funda de silicona de color carbón (existe en otros colores) Muy práctico para viajar y transportarlo de casa al colegio gracias a su tamaño compacto.
Synopte 2022 :El Synopte es un reloj, un horario y un cronómetro, todo en uno. De un vistazo, permite al usuario asociar un momento del día con una hora y una actividad. Inspirado en Montessori, este reloj ofrece a su usuario una visión completa de su día, en la que podrá orientarse, evaluar la hora y aprender a organizarse de forma autónoma.
4. Poner palabras después de las rabietas
Durante las rabietas, el Dr. Henry aconseja el silencio como primera reacción. Se trata de tomarse un tiempo para pensar antes de reaccionar y poner las cosas en su sitio para cambiar. El objetivo es hacer entender al niño que las rabietas no nos asustan y mantener nuestra autoridad demostrando que no tendrán ninguna repercusión particular, no nos harán doblegar.
2 ejemplos:
«Vale… estoy muy enfadado por lo que has hecho. Dejaremos de hablar de ello porque estamos discutiendo demasiado. Lo pensaré y volveremos a hablar de ello más tarde.»
«Bien, ya son cinco las veces que te lo he preguntado. Ahora mismo voy a apagar tu consola yo solo, y seguramente te dará un ataque, te lo permito.»
Ahora, la idea es prescribir las rabietas.
Conclusión
Ser padre no es fácil. Hemos compartido con usted algunas ideas que tal vez no sean totalmente apropiadas para sus hijos, ni fáciles de poner en práctica, pero que, por los años de experiencia del Dr. Vincent Henry, ya han ayudado a muchas familias.
Los padres, son los que mejor conocen a sus hijos. Confiad en vosotros mismos.
Es NORMAL :
- a tener rabietas,
- sentir que no puedes hacerlo, sentir que estás fallando,
- para avanzar, retroceder y volver a avanzar.
Un pequeño recordatorio para concluir:
Los «noes» que se convierten en «síes» provocan tsunamis.
¿Ha probado ya estas técnicas? ¿Qué es lo que te funciona? ¿En qué situaciones se producen las crisis? Comparte en los comentarios.
Vincent Henry es psiquiatra infantil en el Hospital Universitario de Montpellier. Durante su carrera, se formó en terapias cognitivo-conductuales, terapias sistémicas e hipnosis médica. Durante más de 10 años, ha acompañado a los niños y a sus familias en el tratamiento de los trastornos del neurodesarrollo y emocionales.
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