La autorregulación es la gestión de las propias emociones, pensamientos y comportamientos. Para ilustrarlo, es la capacidad de calmarse cuando se está molesto y de animarse cuando se está triste. De acuerdo con Stuart Shanker, profesor de la Universidad de York, experto en el concepto de autorregulación, un niño tiene cinco áreas principales de estrés: biológico/psicológico (si tiene hambre, frío, no duerme lo suficiente o tiene preocupaciones personales), afectivo (emocional), cognitivo (cerebral), pero también estrés debido al comportamiento social (interacciones con los demás) y prosocial (empatía).
La importancia de la autorregulación
La autorregulación es importante para poder afrontar la vida cotidiana con tranquilidad. También permite gestionar las emociones y controlar los impulsos. Es fundamental para desarrollar la capacidad de tolerancia a la frustración y para resistir las tentaciones (por ejemplo, en el colegio, para no coger el juguete de otro, no picar a todas horas, etc.). Y, también, para saber cómo posicionarse o comportarse en diferentes situaciones. La autorregulación es esencial para el éxito, para alcanzar los objetivos que nos proponemos. Se basa en los conocimientos y habilidades de la persona. La autorregulación permite seguir pautas y controlar la atención para lograr experiencias de aprendizaje plenas (académicas y sociales) y prosperar encontrando el propio lugar en la sociedad.
Está compuesta por tres fases
- La fase de planificación, en la que se analiza la situación. Esta fase también permite fijar objetivos y organizar y programar.
- La fase de ejecución es la fase en la que se practica o se lleva a cabo el comportamiento, en función de los objetivos que se pretendan alcanzar.
- La fase de autorreflexión es en la que se evalúan los resultados obtenidos. Nos permite tomar conciencia de nuestras emociones y comportamientos.
Orientación hacia una autorregulación sencilla
Para apoyar la autorregulación, es necesario identificar los factores de estrés. Por tanto, es necesario detectar los signos de estrés (preguntarle al niño, comunicarse con él) y tranquilizarlo si es necesario. También hay que reconocer los factores (¿cuáles son las causas?), así como tratar de reducir el estrés (llevarle a una habitación tranquila, hablar con él, buscar soluciones). Reflexionar y tomar conciencia de su estrés para poder controlarlo resulta muy útil. Por último, hay que ser capaz de responder y disponer de las herramientas necesarias para volver a un estado de calma. Se pueden poner en marcha muchas herramientas y consejos.
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Ejemplos de herramientas prácticas:
- La arteterapia utiliza el arte como medio para expresar las emociones. Ayuda a elaborar conflictos psíquicos y a construir nuevos significados. También estimula el espíritu creativo.
- La autoevaluación consiste en identificar nuestros éxitos y todas las razones que tenemos para felicitarnos. «¡Hoy he conseguido atarme los zapatos solo!».
- Sugerir estrategias propioceptivas que impliquen la activación de diferentes movimientos de tensión y relajación muscular o de respiración. Ejemplo: la meditación o la sofrología con un ejercicio de gestión de la respiración.
- Espacios sensoriales como los pasillos, que pueden ser útiles durante los desplazamientos al comedor, al recreo o al cambiar de aula.
- Se pueden utilizar muchas herramientas en el día a día como la pelota de estrés, los pósteres de emociones, los fidgets, los laberintos de conciencia plena, los tubos sensoriales, etc.
- Disposición de los espacios (rincón tranquilo, música relajante, silla de vacaciones, etc.).
- Cambiar o modular la emoción del niño permite reorientar sus acciones y pensamientos durante la situación. Ejemplo: el alivio táctil a través de la presión profunda.
- Ofrecer pausas activas, es decir, breves periodos de actividad física de 5 a 10 minutos que pueden realizarse en el aula, para los profesores, o en casa, para los padres.
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Herramientas de autorregulación
Saco de baile extensible: ¡muévete dentro de este saco sensorial para desarrollar la conciencia espacial y corporal! Este saco proporciona una presión profunda y relajante y permite crear un espacio privado. Elaborado de material elástico, se adapta a todos los movimientos del cuerpo. Ideal para que el niño se desahogue y se tome un tiempo para sí mismo, para divertirse antes de un momento de concentración importante, por ejemplo.
Peluche atrapa miedos: los niños también sienten tristeza, tienen aprensiones y a menudo guardan sus propios pequeños secretos, por lo que deben autorregular sus emociones. ¿El principio? El niño dibuja o escribe en un papel su preocupación y luego lo introduce en la boca con cierre de cremallera. ¡El alivio es inmediato! Es visualmente atractivo y, así, el niño puede controlar sus emociones.
Tubos sensoriales (3 ud.): agita estos tubos sensoriales para mezclar los colores y luego observa cómo se separan lentamente y vuelven a sus colores originales. Ayudan a concentrarse y a calmarse.
Creación de entornos para la autorregulación
¿Cómo enseñar a tu hijo a autorregularse? ¿Tienes algún consejo o herramienta en particular que te gustaría compartir con la comunidad de Hop’Toys? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
Fuentes: Fiche technique autorégulation (handicap.gouv.fr) Vendée: l’autorégulation, le nouveau dispositif scolaire pour mieux intégrer les enfants autistes
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