A todos nos han enseñado en la escuela que tenemos 5 sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto… pero hace tiempo que sabemos que eso se nos queda corto. Hay otros sentidos que nos acompañan en nuestro desarrollo: el propioceptivo, el vestibular y el más desconocido de todos, el interoceptivo. A estos tres últimos en ocasiones se les conoce como los sentidos ocultos, ya que su trabajo se hace más a la sombra que el de los sentidos más conocidos.
¿Qué es la interocepción?
En pocas palabras, la interocepción es el sentido interno del cuerpo. Sus receptores, situados en órganos, músculos y piel, nos aportan distintos tipos de información que posteriormente nuestro cerebro debe integrar para poder realizar nuestras actividades cotidianas y posibilitar el aprendizaje. La interocepción nos permite sentir nuestros órganos internos y nos aporta información sobre dos aspectos fundamentales:
- El estado de nuestro cuerpo: incluye funciones básicas o condiciones físicas del cuerpo. Incluye información sobre si tenemos dolor, de nuestra temperatura corporal, picor, arousal sexual, hambre, sed, frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, sensación de sueño o de si tenemos ganas de ir al baño.
- Estados emocionales: incluyendo nuestro estado anímico o condiciones emocionales. Entre otros, los referimos a saber si estamos tranquilos o nerviosos, si sentimos vergüenza, estamos tristes, si tenemos miedo, si estamos enfadados, etc.
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Ejemplos de interocepción
De forma que la interocepción es fundamental, por una parte, para saber cómo está nuestro cuerpo y poder actual en consonancia a ello (autorregulación), y por otra, para ayudarnos a experimentar las sensaciones que conforman un estado emocional.
Ejemplos:
- Acabo de venir de entrenar del gimnasio y me pongo a hablar por teléfono, de repente me doy cuenta de que estoy metiendo las manos en los bolsillos y… de repente me doy cuenta de que… “anda, ¡me estoy quedando helada!”, mejor dejo de hablar y me meto en la ducha. Nuestra interocepción nos está ayudando a saber que nuestro cuerpo está “de esa manera”, nos damos cuenta de que nuestra temperatura está bajando demasiado y actuamos en consecuencia. ¿Cómo podríamos mantener nuestro cuerpo “a salvo” si no nos damos cuenta de que nos estamos quedando fríos, o quemándonos, de que tenemos hambre, sed o nos estamos haciendo daño?
- Tengo un poco revuelta la tripa, estoy respirando muy rápido y mi corazón va muy deprisa… “¡uy, creo que estoy nerviosa por el examen de mañana!” mejor me voy a dar un paseo para despejarme y tranquilizarme. Nuestra interocepción nos está ayudando a saber que nuestro cuerpo está “de esa manera”, nos damos cuenta de que estamos nerviosos, y entonces somos capaces de actuar en consecuencia. ¿Cómo podría identificar una emoción de forma correcta si no siento estos aspectos en mi cuerpo?
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Así que, las dificultades en el procesamiento de la información interoceptiva pueden tener consecuencias en nuestro funcionamiento diario, en relación a las actividades de la vida diaria, en el manejo de la salud, la autorregulación o el reconocimiento de emociones o la resolución de problemas, entre otros, por lo que debemos prestar atención a estos aspectos.
Para tener más información en este post
Gracias por este artículo a Sabina Barrios Fernández diplomada en Terapia Ocupacional y doctora y profesora en la Universidad de Extremadura. Formación en Pediatría, Psicomotricidad e Integración Sensorial, entre otros. Podéis seguirla en el blog Ocupatea donde trata temas sobre Terapia Ocupacional en infancia y sobre intervención en trastornos del Neurodesarrollo.
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