Aurélia Verrier, encargada de salud infantil y formadora de Snoezelen, nos da sus consejos sobre la creación de un espacio multisensorial en la primera infancia. Porque constata que existe un interés creciente por parte de los profesionales de la puericultura en la instalación de espacios multisensoriales. Aurélia Verrier ha querido remarcar 7 claves para evitar ciertos errores en la implantación de estos entornos… ¡y compartir las mejores prácticas!
¿Pero de qué estamos hablando exactamente… ?
La instalación de espacios multisensoriales en las estructuras de la primera infancia se inspira en el enfoque de Snoezelen. El concepto Snoezelen nació en los años 70 en Holanda. Al principio, estos espacios se desarrollaron para adultos con discapacidades, y luego el concepto se fue democratizando para llegar a un público más amplio. Más allá del equipamiento, se trata de un proceso de acompañamiento del niño que tiene como objetivo el encuentro y el bienestar en un entorno sensorial especialmente adaptado a sus necesidades y a su impulso de descubrimiento.
Este espacio multisensorial actúa como una herramienta de mediación centrada en la construcción para el niño de una seguridad psicofísica en la que el ensueño y la imaginación están en el punto de mira. Pero ten cuidado de no hacer cualquier cosa. Una mirada a los errores que no hay que cometer y los puntos clave para el despliegue de un enfoque adaptado al niño y al placer compartido de estar juntos.
¿Espacio o enfoque sensorial?
El primer error sería pensar que todo se reduce a la disposición de un espacio y a la provisión de múltiples objetos sensoriales de autoservicio para los niños.
Es cierto que hay un espacio físico ordenado y material sensorial, pero se dice que los espacios son «multisensoriales» en su propuesta, es decir, que hay material que permite una exploración de cada sentido, pero no en su uso. No se trata de ponerlo todo a disposición y encenderlo todo, ¡aunque se encuentre en un ambiente de discoteca en medio de la estructura! No, ¡eso sería ir en la dirección equivocada! Por lo tanto, haremos un uso controlado y modulado del equipo según las necesidades del niño observadas o expresadas en una intención de suavidad y confort y no de estimulación y excitación.
Es importante recordar que este espacio mutlisensorial y este material es sólo el soporte de la marcha. Es realmente un momento de encuentro con el adulto. De la exploración sensorial que el niño hace de dicho entorno, nace, en este momento privilegiado, un tiempo de auténtico encuentro. Es un proceso que requiere un compromiso del adulto en este tiempo y espacio y un cierto «savoir- être».
¿Actividad o sesión?
¡Buena pregunta! Porque, al contrario de lo que se podría pensar, estos espacios multisensoriales se utilizan para las sesiones y no para las actividades. ¿Sutileza del lenguaje? No, la práctica del enfoque sensorial se inscribe en el ámbito del acompañamiento, la relación y el encuentro. No se trata de HACER la actividad sensorial, sino de SER en una sesión sensorial, un matiz esencial para no perder lo esencial, estar juntos.
¿Burbuja o cabaña?
¡Las dos cosas, señor! Llevar a cabo una sesión de Snoezelen en medio de un espacio vital no es posible debido a los múltiples estímulos del entorno: ruido, luz, olores, movimiento de personas… La idea es crear un espacio capullo, una especie de burbuja en la que podremos seleccionar y controlar los estímulos y su intensidad en función de las necesidades y deseos de los niños acompañados. El ambiente participa en el bienestar y la experimentación serena del niño en un espacio cómodo, contenedor y seguro. Por lo tanto, debe dar una impresión amortiguada y relajante que favorezca el dejarse llevar.
¿Estimulación o despertar sensorial?
A menudo se confunde la estimulación con la excitación.
Estimular significa considerar que el adulto debe intervenir con el niño para potenciar su desarrollo. Pero si todo va bien, el niño necesita sobre todo un entorno rico y variado para llevar a cabo sus exploraciones y despertar de forma natural al mundo.
Para llevar adelante estos descubrimientos, también necesita poder contar con un adulto afectuoso que esté presente en la relación cuando él lo pida. Estas sesiones sensoriales nutren al niño de un contacto seguro con el adulto que luego podrá realizar experimentos en solitario en la sala y dentro del grupo de niños.
>> Leer : ¿Cómo crear un espacio Snoezelen en casa?
¿Visual o no visual?
Los adultos tienden a querer «hacer bonito», lo cual es una buena intención al principio, pero conlleva el riesgo de sobrecargar el espacio visualmente, haciéndolo demasiado estimulante e inadecuado para las necesidades de los más pequeños. El niño, en cambio, se interesa más por las sensaciones táctiles y vibratorias, que le permiten explorar su envoltura, los límites y la densidad de su cuerpo. Durante la sesión, la observación permite la evolución sensorial del entorno según las necesidades y deseos del niño.
¿Activos o pasivos?
Algunos profesionales piensan que el adulto debe intervenir sistemáticamente con el niño para solicitarle o estimularle, otros piensan lo contrario, que no deben interactuar con el niño y que es imprescindible dejarle actuar solo en el entorno…
La buena práctica es dejar que el niño sea el iniciador de la sesión, que elija (cuando sea capaz, si no el adulto propone…) el ambiente, el material y que evolucione según sus deseos a lo largo de la sesión. El adulto acompaña e interactúa, por supuesto, durante la experimentación sensorial que realiza el niño y comparte este momento en una presencia auténtica.
¿Relajación o descanso? Descompresión sensorial
La relajación es un método terapéutico que pretende inducir la relajación física y psíquica mediante el uso de un método reconocido. La sesión sensorial aporta relajación a la persona que se beneficia de ella gracias a diferentes elementos: al entorno y su atmósfera, a la reducción y elección de los estímulos, así como a la presencia benévola y comprometida del adulto. No se trata de aplicar un método o una técnica cuyo objetivo es la relajación sistemática del niño acompañado.
>> Lire aussi : «Un espace sensoriel dans les lieux d’accueil petite enfance»
¿Cuáles son las mejores prácticas? Las claves de unas buenas sesiones
Clave 1: ¡Piensa en la seguridad!
Clave 2 : Un espacio sensoriel para descompresar
Clave 3: Propuestas suaves
Clave 4: ¡Experimentación sensorial!
Clave 5: Una postura ¡adaptada!
Clave 6: Una postura ¡adaptada!
Clave 7: ¡Más allá de las palabras!
Clave 8: ¡Disponibilidad!
¡Un proyecto en sí mismo!
Para apoyar la puesta en marcha de este tipo de proyectos e incluir al equipo en esta dinámica, es necesario dedicar tiempo a la formación. Se recomienda reajustar los conocimientos fundamentales sobre el desarrollo infantil, especialmente el desarrollo sensorial. Además, es importante conocer los fundamentos del enfoque (material, disposición, sesión…) y explorar la cuestión de la relación con el otro. Esto es necesario para evitar que el espacio se utilice para «hacer una actividad sensorial», lo que nos alejaría de la esencia misma del enfoque considerado como una herramienta de la relación, un soporte para «estar juntos».
La instalación de espacios sensoriales en un centro para la primera infancia debe considerarse de forma global e ir más allá de la simple primera atracción provocada por el equipamiento y el ambiente que reina en él.
Descarga aquí la infografía creada con Aurélia Verrier: sus 7 claves para crear un espacio multisensorial en la primera infancia.
Las 7 claves para crear un espacio multisensorial en la primera infancia
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