La motivación es una habilidad esencial para aprender cosas nuevas. Sin embargo, para algunos niños esforzarse por progresar no es un factor de motivación. Al contrario. En esta situación, ¿cómo podemos motivarles para que sigan aprendiendo? Justine Matteudi, educadora especializada en la práctica privada, responde a nuestras preguntas sobre por qué es útil utilizar reforzadores y cómo utilizarlos.
¿Por qué utilizar reforzadores para aprender? ¿Cómo motiva?
Para algunos niños, esforzarse por progresar es sinónimo de ansiedad y perturbación. Supone un cambio de rutina que genera malestar. Por eso, para motivar a los niños a aprender y progresar, utilizamos un sólido sistema de recompensas que les permite superarse. El principio consiste en recompensar el comportamiento adecuado en respuesta a una tarea. El hecho de obtener algo agradable permite al niño motivarse y reforzar así su aprendizaje. El reforzador es, por tanto, una poderosa herramienta de motivación que permite al niño superar las dificultades y mantener un comportamiento a lo largo del tiempo.
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¿Para qué tipo de perfil aconsejas utilizar los reforzadores?
Aconsejo el uso de reforzadores para personas que tienen dificultades para encontrar motivación para realizar una tarea debido a su discapacidad: trastorno del neurodesarrollo, TEA, discapacidad intelectual, TOC.
¿Cómo pueden utilizarse los reforzadores?
Para que los reforzadores sean eficaces, es importante seguir ciertas reglas. El reforzador debe ser :
- Individualizado: Adaptado a la edad, las preferencias y las inclinaciones naturales del niño.
- Inmediato: Debe ofrecerse en cuanto termina la conducta. Cuanto más tiempo pase entre uno y otro, menos eficaz será.
- Visible: Durante la tarea, el reforzador debe estar visible pero inaccesible.
- Equivalente: La dificultad y la duración del esfuerzo deben compensarse con la obtención de algo de un tamaño acorde con la conducta. Si no es así, no será suficientemente eficaz.
- Jerárquico: Los comportamientos que requieren más esfuerzo deben tener las recompensas más valoradas.
- Controlable: Debe motivar lo suficiente sin provocar malestar o frustración cuando se interrumpe.
Sólo para los éxitos: El reforzador sólo se utiliza cuando la tarea se ha completado con éxito, nunca antes o cuando se rechaza. - Variado: Alternar los distintos reforzadores para que el niño no se aburra. Así se evita que el reforzador se desmotive.
- Nombrado: Cuando la tarea se ha completado con éxito, es importante nombrar la conducta que se recompensa dando el reforzador.
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¿Cómo elegir los reforzadores adecuados para el alumno?
Elegir el reforzador adecuado requiere una evaluación de las preferencias del niño para determinar el reforzador adecuado. Existen varias evaluaciones posibles:
- Evaluación indirecta: es rápida pero poco fiable. Evaluación indirecta: es rápida pero poco fiable y consiste en preguntar al entorno del niño (familia, escuela, amigos, etc.) sobre sus objetos y comportamientos favoritos.
- La Evaluación directa: es muy fiable pero requiere mucho tiempo. Consiste en observar en diferentes situaciones con diferentes objetos y determinar el tiempo que pasa con un objeto o la reacción ante un elemento. Es importante ver a dónde va el niño y qué le gusta de forma natural sin estimulación.
¿Qué tipos de reforzadores existen?
Existen diferentes tipos de reforzadores:
- Sociales: besos, abrazos, cosquillas, sonrisas, felicitaciones, miradas, paseos en familia.
- Intermedios: puntos, tablas, calificaciones, pegatinas, diplomas (pueden guardarse o cambiarse por otros reforzadores).
- Visual: relojes de arena, columnas de burbujas, antorchas, focos, peonzas, espejos.
- Comida: dulces, patatas fritas, pasteles, fruta, chocolate.
- Auditivos: música, audiolibros, instrumentos musicales, radio, silbatos.
- Sensoriales: pelotas sensoriales, masajes, plastilina, plumas, arena, juegos vibratorios.
- Actividades de refuerzo: actividades realizadas por el niño de forma espontánea y regular.
¿Qué les diría a quienes equiparan los reforzadores con el chantaje?
Todos necesitamos estar motivados para hacer una tarea que nos gusta menos. Es lo que se llama motivación social. Por ejemplo, trabajamos para poder irnos de vacaciones. O nos damos un buen baño por la noche porque hemos trabajado duro.
Sin embargo, la motivación social no es suficiente para estimular el progreso en algunas personas. El reforzador sustituye a la motivación social. Asume la función de una herramienta que permite realizar una tarea sin causar problemas ni ansiedad. Es importante no equipararlo al chantaje, que es diferente.
En efecto, el chantaje consiste en dar un beneficio a un comportamiento problemático. El objetivo es detener el comportamiento. Los reforzadores, en cambio, se utilizan para aumentar la motivación del niño. A diferencia del chantaje, se utiliza para producir y reproducir un comportamiento positivo. Todo el mundo puede haber utilizado reforzadores sin darse cuenta necesariamente. Por ejemplo, cuando tu hijo consigue comer solo, le felicitas: «Bravo, qué bien, has conseguido comer solo como un adulto». Así pues, has reforzado el comportamiento de «comer solo» y el reforzador es tu felicitación.
Tras varios años en diversas estructuras médicas y sociales o de protección de la infancia en Francia, Justine Matteudi empezó a trabajar como educadora especializada en la práctica privada. Se dio cuenta de que el tiempo de espera para recibir apoyo institucional era muy largo y que las familias sufrían mucho. Trabajar como educadora autónoma, directamente con las familias, le permite tener una relación menos institucionalizada y sobre todo un apoyo concreto e individualizado a las necesidades específicas de cada persona.
Su trabajo como educadora especializada en la práctica privada, todavía poco conocido, le permite acompañar a las familias que esperan una plaza en una institución o complementarla. Les acompaña en casa, en la escuela, durante la transición a una institución, pero también en su tiempo libre.
También está formada en el enfoque Snoezelen para niños pequeños y personas mayores, con el fin de ayudarles a beneficiarse de una experiencia multisensorial orientada a la relajación y el bienestar.
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