El muñeco, ¡un tema importante! Supone una fuente de placer y seguridad para el niño que lo sujeta con fuerza. Pero a veces, también puede ser una fuente de ansiedad para los padres, que no pueden ni tocarlo. Este muñeco, también llamado «objeto de transición» por los psiquiatras y los profesionales de preescolar, es un objeto que permite al niño hacer la transición entre el espacio familiar y el mundo exterior. Entre lo conocido y lo desconocido. Es un verdadero apoyo, que permitirá al niño sobrellevar mejor el hecho de alejarse de su familia y hacer la transición con el mundo exterior.
Origen del muñeco
Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista británico, creador del concepto, define el objeto de transición como un objeto esencial para el desarrollo psíquico del niño. Fue la Segunda Guerra Mundial la que le llevó a examinar el tema. Para escapar de los bombardeos en Londres, algunas familias decidieron enviar a sus hijos a destinos menos expuestos al conflicto. La separación provoca importantes trastornos relacionados especialmente con la inseguridad y la posible pérdida de los padres. Por lo que en un intento de tranquilizarlos, Winnicott animó entonces a las familias a dar a sus hijos una prenda de vestir impregnada de su olor: ¡así nació el primer objeto de transición!
Hoy en día, este objeto adopta la forma de un muñeco, un peluche, una manta o cualquier otra cosa que permita al niño establecer el vínculo emocional entre su familia y el mundo exterior.
Objeto de transición o no
Generalmente es entre los cuatro meses y el año cuando el niño suele hacerse con su propio objeto. Esto suele corresponder al momento en que el bebé puede agarrarlo. Peluche, pañuelo, manta, chupete, trozo de tela… cada bebé tendrá un objeto de transición específico. Para el bebé representa un olor, una sensación táctil u otro estímulo sensorial que le calma y le tranquiliza.
Sin embargo, hay niños que no tienen ningún objeto y prefieren chuparse el pulgar, escuchar un cuento que les guste especialmente o incluso recordar algo que les tranquilice. No tienes que preocuparte si tu hijo no tiene un objeto de transición. Cada individuo actúa de forma diferente para regular sus emociones y ansiedades. Esto a veces también depende de la forma en que los padres entienden el objeto. Algunos padres fomentan su uso y compran el muñeco con antelación. Otros tendrán una relación más distante con este tipo de objetos. En el caso de algunos niños, puede ser uno de los padres el que actúe como objeto de transición. En este tipo de situaciones, puede que el niño busque más a ese padre o madre, especialmente en los momentos de transición.
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¿Por qué un muñeco?
No todos los niños tienen necesariamente un muñeco. Pero, para los que deciden apropiarse de uno, tiene muchas funciones. Aunque su principal función es la de tranquilizar en los momentos de separación, el objeto de transición posee muchas otras cualidades:
- Tranquiliza y ayuda a soportar la angustia de la separación.
- Proporciona una sensación de seguridad.
- El muñeco les consuela.
- Ayuda a conciliar el sueño.
- Participa en el desarrollo de su autonomía.
- El muñeco proporciona placer y contribuye al bienestar general del niño.
A menudo se utiliza a la hora de acostarse para ayudar al niño a conciliar el sueño, pero el muñeco también sirve para reconfortarlo en situaciones angustiosas. Por ejemplo, si tu hijo tiene miedo a ir al médico, puedes prepararlo imitando la auscultación con su muñeco.
El muñeco y el colegio
Cuando se produce una separación es cuando el objeto de transición adquiere todo su significado. Para su primer día de guardería o de preescolar, su muñeco será el compañero ideal para que el niño pueda llevar bien ese momento. Con él, tu hijo se siente seguro por su presencia física: le gusta verlo, tocarlo, aplastarlo, pero también olerlo y reconocer su olor.
En el colegio, se les suele proporcionar una caja para meter el muñeco o una bolsa para guardar su objeto preferido. No se le debe negar su acceso. Así, el niño puede optar por cogerlo si siente la necesidad o dejarlo a un lado, para dedicarse a otras actividades o a sus compañeros. Es importante dar al niño la libertad de elegir cómo utilizarlo, según su ritmo y sus necesidades. Recordemos que el objeto de transición es la representación de la figura de apego. Por tanto, la presencia de este objeto va a tranquilizarle y le permitirá abrirse al mundo exterior con total tranquilidad. Por sí mismo decidirá separarse del objeto cuando se sienta preparado.
El sistema escolar
La introducción de objetos personales en la escuela no siempre ha sido posible. Hemos sido testigos de un cambio en los últimos veinte años aproximadamente. En la actualidad, el fuerte incentivo del acercamiento entre el colegio y los padres, la mayor concienciación sobre las condiciones de acogida de los niños pequeños y su atención psicológica, hacen que los muñecos se acepten inicialmente durante el primer año escolar, e incluso se piden para facilitar los primeros días de colegio1. Salvo que, para respetar la forma de aprendizaje recomendada, los profesores están obligados a conducir a los padres y a los niños hacia el abandono del muñeco. En efecto, la escolarización tiene como objetivo la autonomía, que exige saber arreglárselas en un determinado número de actividades (vestirse, calzarse, lavarse las manos) pero también adoptar las reglas de la vida en común. Desde que entra en el aula, se trabaja con el muñeco para que sea escolarmente aceptable con el fin de ir retirándolo gradualmente.
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El papel de los padres
Los psicólogos desaconsejan el uso del muñeco como objeto de chantaje. Amenazar con quitarle a un niño su objeto tranquilizador sería amenazar con quitarle una extensión de su figura de apego y de sí mismo. Del mismo modo, el objeto de transición no debe sustituir a la tranquilidad que proporciona el adulto, cuando éste está presente, ya que se corre el riesgo de desvirtuar la propia función del objeto.
No te preocupes si tu hijo no quiere separarse de su muñeco. ¡No hay una edad específica para deshacerse de él y hay muchos adultos que todavía conservan su objeto de transición!2 Sin embargo, generalmente alrededor de los dos años el niño ya empieza a dejar a su compañero a un lado, y a los tres años ya casi no siente la necesidad de tenerlo. Se interesa por cosas nuevas y se siente menos vulnerable. A veces, después de haberlo dejado, puede que tu hijo sienta la necesidad de recuperarlo. Esto suele ocurrir cuando se produce algún cambio en su vida o se desestabiliza. En este caso, puede ser necesario prestarle más atención y comprensión para ayudar al niño a superarlo.
Si el objeto de transición ocupa demasiado espacio en la vida de tu hijo, también puedes optar por acompañarle en su separación del muñeco. Es preferible evitar quitárselo de golpe. Puedes ayudarle a separarse de él gradualmente, sugiriéndole que solo lo utilice en determinados momentos, como a la hora de acostarse, por ejemplo. También puedes animarle, en función de su disposición y sus intereses, a realizar otras actividades que le tranquilicen y le proporcionen placer.
¿Tu hijo tiene un objeto de transición? ¿Cómo prevés la vuelta al cole con su muñeco? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
Fuentes:
1 Anon, Ressources maternelle. La scolarisation des enfants de moins de 3 ans. Une rentrée réussie., https://eduscol.education.fr, 2015
2 Mathilde Saiet, psicóloga, Femmes et doudou. L’objet de l’endormissement, https://www.cairn.info, 2008
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