El síndrome del ocaso o «sundowning» es un fenómeno caracterizado por generar confusión, agitación e, incluso, agresividad durante las últimas horas del día previas a la noche, en personas con demencia. A medida que el sol se pone, la persona puede mostrar comportamientos de ansiedad, que varían desde signos emocionales de confusión y frustración hasta síntomas físicos que incluyen andar de un lado a otro o deambular sin rumbo aparente. Esta característica de la demencia aún no se comprende del todo; sin embargo, es importante conocer los signos a los que hay que prestar atención si se tiene un familiar o ser querido que la experimenta regularmente.
Factores que alimentan el síndrome del ocaso
Esta afección, que ocurre durante las últimas horas del día, suele desencadenarse cuando la fatiga empieza a notarse y, desafortunadamente, hay otros muchos acontecimientos habituales del día a día que también pueden provocarla. Todo, desde el aspecto de una habitación específica, como la iluminación o las sombras, hasta una infección bacteriana, como alguna del tracto urinario, puede afectar a la prevalencia del síndrome del ocaso. Cualquiera que sea el desencadenante o el impulso, el síndrome del ocaso parece actuar como una barrera para el reloj biológico interno y los ritmos circadianos naturales que controlan los ciclos de sueño, la regulación de la temperatura corporal y las hormonas, el proceso de digestión y muchos otros patrones fisiológicos y comportamentales en las personas con demencia.
Desgraciadamente, el síndrome del ocaso puede agravarse en determinadas personas y puede conducir a una agresividad extrema hacia los demás. Como dice el Dr. Clifford B. Saper, Presidente del Departamento de Neurología del Centro Médico Beth Israel Deaconess y uno de los autores de un estudio denominado «Demencia: cómo controla el reloj circadiano los ritmos diarios de la agresión», escribió:
Con frecuencia, el síndrome del ocaso es la razón por la que es necesario internar a los pacientes, por lo que si los médicos pudieran controlar este circuito para minimizar la agresividad al final del día, los pacientes podrían vivir en sus casas durante más tiempo.
Reducir los comportamientos recurrentes
Aunque eliminar el síndrome del ocaso por completo en una persona con demencia no es realista, hay cosas que pueden ayudar a aliviar algunos de los síntomas y comportamientos más preocupantes. En primer lugar, las rutinas son importantísimas. Si en casa, o en el centro en el que viva tu familiar o ser querido con demencia, es posible adaptar una rutina lo máximo posible, puede ser de gran ayuda para minimizar la ansiedad o el miedo a lo desconocido que se puede manifestar. Establecer un horario para dormir, una hora constante para levantarse, horarios asignados para las comidas y otras actividades puede contribuir a crear una sensación de seguridad y a evitar las sorpresas. Otro factor que contribuye al síndrome del ocaso puede ser la dieta; por ejemplo, una dieta que contenga mucha cafeína o azúcar (especialmente a última hora del día) puede elevar los niveles de glucosa en sangre y afectar también a los patrones del sueño. También hay pruebas que apoyan que el uso de dosis bajas de melatonina junto con la exposición a la luz durante el día pueden disminuir los síntomas del síndrome del ocaso.
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Dado que la luz es un desencadenante clave, es importante limitar la exposición a la luz azul en las personas que viven con demencia. Pasar demasiado tiempo con el teléfono móvil, viendo la televisión o leyendo en el ordenador también puede provocar alteraciones del sueño o contribuir a aumentar la agitación. Por otro lado, dormir en una habitación completamente oscura puede generar miedo o incluso a alucinaciones en una persona que experimente el síndrome del ocaso por la noche, por lo que algo tan sencillo como poner una luz nocturna puede ayudar mucho. Los sonidos fuertes también pueden contribuir al síndrome del ocaso, así que es importante mantener los niveles sonoros bajos y limitar también el ruido de fondo. Por el contrario, la música relajante o los sonidos suaves de la naturaleza con un volumen bajo pueden ayudar a conciliar el sueño y crear una sensación de calma durante las horas de vigilia.
Por último, si la persona vive en un centro de atención es importante que tenga recordatorios y recuerdos de su casa para que el entorno sea más familiar y confortable. El síndrome del ocaso es muy común en las residencias, ya que las personas están fuera de sus casas y, por tanto, de su elemento, por lo que algunos acontecimientos comunes como un aluvión de actividad a su alrededor o la entrada y salida de nuevos miembros del personal pueden exacerbar también los síntomas del síndrome del ocaso.
Ayudar en la etapa del síndrome del ocaso
A pesar de la probabilidad de que el síndrome del ocaso se produzca en personas con demencia, hay diversos métodos y actividades que puedes realizar con tu familiar o ser querido, tanto antes como durante estos episodios:
– Mantener las manos libres ocupadas: desde rompecabezas hasta fidgets y widgets, mantener ocupado a tu familiar o ser querido con demencia puede ayudar a mantenerlo concentrado y evitar que se centre con las actividades que le rodean.
– Recuerdos con fotos, tarjetas y objetos: abrir el baúl de los recuerdos puede ayudar a vivir momentos alegres y hacer que la persona con demencia regrese a tiempos más felices hablando y mirando a las personas y objetos que tiene en su corazón.
– Aprovechar el poder del cerebro durante las horas de oscuridad: ¡hay que mantener la curiosidad intelectual fuerte! Los juegos, las actividades de ingenio y las manualidades pueden ser una excelente distracción cuando los síntomas del síndrome del ocaso tienden a aumentar.
Todos estos productos y otros más pueden ayudar a alejar el foco de atención del miedo, la ansiedad y la agresividad y centrarlo en la alegría, la sensación de calma y la colaboración.
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