En el día a día podemos encontrar un montón de situaciones para valorar a tu hijo. El proceso de aprendizaje de la vida puede ser a veces complicado y animarlo, felicitarlo es un manera efficaz para desarrollar su autoestima y la confianza en sí mismo. Aquí te mostramos varios ejemplos que puedes aplicar para ayudarle. Le hará sentirse motivado para seguir creciendo e intentar nuevas cosas.
Dale responsabilidades todos los días
Las tareas de la vida diaria, como por ejemplo, doblar la ropa, vaciar el lavavajillas, regar las plantas… son oportunidades en las que el niño va a poder realizar para ganar en seguridad en sí mismo, y orgullo. Déjale participar en las actividades de la familia en la medida de lo posible para que se integre y no se sienta desplazado. No le «protejas» demasiado por el hecho de tener una discapacidad. Por ejemplo, puedes usar ayudas técnicas para integrar a un niño con problemas motores en distintas actividades.
Dale la posibilidad de ser más individual
Intenta respetar sus elecciones y preferencias: tiene sus propios gustos, debe tener sus propios juguetes…
En la medida de lo posible, sería conveniente apuntarle a alguna actividades extra escolar. Esta actividad le ayuda a afirmarse y a expresarse como individuo. Es importante para todos los niños y mucho más para aquellos con diversidad funcional.
Evita que parezca «inferior» en lo que haga
Es decir, la comparación con otros niños puede dañar el amor propio de un niño y desmotivarle. Incluso cuando aprende, prevé actividades y materiales adaptados a su edad y sus capacidades y opta por una progresión paso a paso. Si un niño tiene problemas para realizar un gesto, proponle ayudas o material ergonómico sin que éste material sea discriminatorio, es decir: si es adolescente elije una cuchara con diseño neutro y no infantil… o lo mismo con el material escolar ergonómico.
No cedas a la tentación de hacerlo en su lugar
Incluso si le cuesta hacer una sola tarea, no lo hagas por él, aunque eso te haga ganar tiempo. Lo ideal es acompañarle en el aprendizaje identificando las tareas que le cuesta hacer y ponle a su disposición ayudas adaptadas. Estas ayudas pueden ser materiales (ayudas para la sujeción, soportes anti deslizamiento), físicas (acompañando el gesto de recortar con las tijeras de aprendizaje, por ejemplo). Puedes usar ayudas gestuales (mover su mano para sugerir un comportamiento), visuales y ayudas verbales (dando instrucciones precisas y concisas). También puedes pedirle que te imite haciendo al mismo tiempo que estás haciendo tú (lavarse los dientes por ejemplo).
Valora sus acciones
Incluso si el resultado no es perfecto, siempre podrás encontrar algo por lo que felicitarle y valorar las acciones y tareas. Por ejemplo: «me ayudas mucho ordenando la compra conmigo»… el niño debe tomar conciencia de su logro y para ellos los halagos son indispensables. Sin embargo, muchos cumplidos puede pesar un poco, hay que encontrar el equilibrio. Porque muchas críticas le pueden herir o minar su autoestima haciendo que termine con un comportamiento pasivo.
Refuerza los comportamientos positivos
La utilización de recompensas para motivar los progresos y el desarrollo de los aprendizajes no es nuevo, y se usa desde hace años. En el contexto educativo una recompensa es una respuesta educativa dada al niño y que tiene como objetivo motivar la aparición de un comportamiento deseado. Hablamos específicamente de reforzadores en el marco de un programa ABA. Cuando deseamos aumentar un comportamiento hay que reforzar a cambio de obtener algo agradable: es el refuerzo positivo. Podemos también hacer que se libre de algo que no le gusta: es el refuerzo negativo. Para saber más de los reforzadores puedes leer nuestro artículo «El refuerzo positivo para mejorar su motivación«.
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